La canela, una especia popular especialmente durante las festividades navideñas, ha sido objeto de numerosos estudios sobre sus posibles beneficios para la salud. Investigaciones recientes evalúan si las afirmaciones sobre sus propiedades curativas están respaldadas por evidencia científica sólida.
Si bien la canela se ha asociado tradicionalmente con la mejora del control glucémico en personas con diabetes tipo 2, los estudios han arrojado resultados mixtos. Algunos estudios sugieren que la canela puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de azúcar en sangre, mientras que otros no han encontrado efectos significativos.
Además de su posible impacto en la diabetes, la canela ha sido investigada por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Se cree que estos efectos podrían contribuir a la prevención de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, es importante destacar que la mayoría de estos estudios se han realizado en laboratorio o en animales, y se necesita más investigación en humanos para confirmar estos hallazgos.
Existen diferentes tipos de canela, siendo la canela de Ceilán (también conocida como canela verdadera) y la canela Cassia las más comunes. La canela Cassia contiene niveles más altos de cumarina, un compuesto que puede ser tóxico para el hígado en grandes cantidades. Por lo tanto, se recomienda consumir canela de Ceilán con moderación, especialmente para personas con problemas hepáticos.
En resumen, aunque la canela puede ofrecer algunos beneficios para la salud, es crucial no considerarla una cura milagrosa. Se necesitan más investigaciones para comprender completamente sus efectos y determinar las dosis óptimas para obtener beneficios terapéuticos.
