Empresas farmacéuticas prueban terapias para detener el Alzheimer antes de que surjan los síntomas

ALa enfermedad de Izheimer ha matado al menos a tres mujeres de la familia de Astrida Schaeffer a lo largo de dos generaciones, dejándola sintiéndose impotente y desamparada.

La primera fue su abuela materna, nacida en Polonia, que comenzó a mostrar síntomas cuando Schaeffer comenzó la universidad en 1981 y murió siete años después. Luego vino su madre, una ex becaria Fulbright y profesora de idiomas en la escuela secundaria que hablaba con fluidez cinco idiomas pero perdió la capacidad de hablar. Murió en 2019. El año pasado, la enfermedad mató a la hermana de la madre de Schaeffer, extécnica de laboratorio de Johnson & Johnson.

Schaeffer, una historiadora del vestuario de 59 años de North Berwick, Maine, no presenta síntomas de Alzheimer. Pero en 2021 sus antecedentes familiares la llevaron a postularse para unirse a un ensayo clínico que prueba un medicamento en personas con riesgo de desarrollarlos. Para participar, los voluntarios no podían tener deterioro cognitivo. Pero necesitaban dar positivo en un biomarcador que los ponía en mayor riesgo de deterioro mental: depósitos de una proteína tóxica y pegajosa en el cerebro llamada beta-amiloide, que es un sello distintivo de la enfermedad.