26/12/2023
Actualizado a las 18:57h.
Primera película muy elaborada y compleja del italiano Giacomo Abbruzzese, con mucha fuerza en su propuesta visual y llena de sugerencias y metáforas en su contenido narrativo, en el que se concentran muchas ideas sobre la inmigración, el colonialismo, la guerra, el baile, Europa o África. El relato se divide en dos líneas argumentales, una sobre un joven bielorruso que viaja ilegalmente a Francia y se une a la Legión Extranjera para obtener ‘papeles’, y otra sobre un joven africano que lucha contra las amenazas extranjeras que saquean el Delta del Níger. Son dos líneas paralelas que la historia empuja a cruzarse y a dar forma a una especie de fábula que se sumerge en lo onírico y espiritual.
La peripecia europea del protagonista, Aleksei (Franz Rogowski), es fría, dramática y crítica con los usos y recursos de esta zona de occidente para moldear e inducir el sentimiento de pertenencia, con un tramo de adiestramiento militar y persuasión de ‘valores’ muy subrayado; mientras que la peripecia africana tiende a lo poético, a lo esotérico, a la fusión de la guerra y la danza como señales de pertenencia. Formalmente, la película asume el riesgo de ponerse deslumbrante cuando conecta todos estos contrarios, la guerra, la danza, la muerte, la vida y lo nuevo y lo ancestral. Utiliza una cámara térmica para muchos de estos momentos de lucha y discoteca, con un espectacular resultado visual pero algo distante, extraño y poco preciso en la elaboración de ‘su mensaje’, que se le queda al espectador muy suelto y para que él le aplique sus propias ataduras o conclusiones.
El resultado, visto desde aquí, es contradictorio, pues, junto al inevitable deslumbramiento y experimento formal, también está un evidente desconcierto sobre los porqués y los paraqués de lo que se está viendo y sintiendo.
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#Unión #enigmática #mundos #contrarios
2023-12-26 17:56:22