En medio del estallido en el sur del Líbano de una guerra que continúa desde hace más de cuatro meses entre Hezbolá y el ejército israelí, y mientras todo el país vive con el temor de la extensión de esta guerra y la anticipación de cuáles serán las repercusiones de la guerra en Gaza llevará a Saad Hariri a regresar a Beirut.
El momento del regreso es muy común, ya que la fecha del asesinato de su padre, el ex Primer Ministro Rafik Hariri, sigue siendo un aniversario nacional y un feriado oficial en el país.
Pero lo que es diferente esta vez es que Saad Hariri está regresando -o tratando de regresar- a la vida política después de una retirada que localmente se considera forzada. El regreso este año estuvo acompañado por la presión de su “audiencia”, quienes supuestamente fueron quienes llenaron Beirut, Trípoli, Sidón y otros lugares con consignas instando a Hariri a permanecer en el país.
En esa ocasión, grandes multitudes se reunieron en la Plaza de los Mártires de Beirut, frente al santuario de su padre, para expresarle su apoyo en lo que parecía ser una reafirmación de su estatus dentro de su secta.
Hariri, que, diecinueve años después del asesinato de su padre, sigue disfrutando de su sombra política y popular, siempre ha considerado ese aniversario como una ocasión para reafirmar su posición en la vida política libanesa y su liderazgo indiscutible de la comunidad sunita.
Este fue el clima político imperante hasta enero de 2022, cuando anunció su retiro del trabajo político y no participar con su movimiento en las elecciones parlamentarias que se llevaron a cabo ese año.
En aquel momento, la decisión de Hariri fue vista en el Líbano como coercitiva, a la luz de la creencia generalizada de que había sido empujado a ello por Arabia Saudita, que estaba descontenta con él y sus posiciones políticas, que no estaban totalmente de acuerdo con Arabia Saudita en su confrontación. posiciones con Hezbolá.
Saad Hariri abandonó entonces el Líbano para establecerse en los Emiratos Árabes Unidos y ocuparse de sus negocios y de lo que quedaba de su imperio financiero, cuyas condiciones se habían tambaleado significativamente.
Hoy, Hariri regresa al Líbano con un impulso muy diferente al de los dos últimos años, apoyándose principalmente en una popularidad que nadie pudo competir con él en la calle sunita, ni en las elecciones parlamentarias ni en la arena política, que no produjeron cualquier líder sunita popular.
Precisamente en este punto se centraron los eslóganes levantados junto a sus fotografías, que venían en forma de “Estamos cansados de tu ausencia”, “Tú eres la esperanza del pueblo, vuelve”, “Tu regreso restablece el espíritu”, y otros…
En cuanto a otras consignas, estaban dirigidas en otra dirección, que probablemente sea Arabia Saudita, que es vista como la que ha descubierto a Hariri y que se opone a su regreso a la vida política.
Algunos de estos lemas son: “La autoridad quiere a quien quiere, y a quien quiere, no me gusta” y “Tú o nadie”.
Todo esto recuerda la escena de 2017 cuando funcionarios libaneses dijeron que Hariri fue secuestrado en Arabia Saudita, donde se vio obligado a dimitir como primer ministro antes de que el gobierno lanzara una campaña diplomática masiva y con la intervención francesa al más alto nivel para devolverlo. al país.
Para completar la restauración del panorama de liderazgo actual, la Casa Hariri se abrió para recibir a políticos y embajadores que vinieron a visitarlo, entre ellos el embajador estadounidense, el embajador egipcio y un gran número de políticos y figuras de diferentes sectas.
Esto se suma a la cobertura de los medios locales de todas las actividades que acompañaron los días, que comenzaron con una recepción oficial en el Palacio de Gobierno, sede del Primer Ministro.
Pero a pesar de todo el impulso que acompañó a este regreso, la impresión predominante sigue siendo que no habrá un regreso a la vida política en el verdadero sentido de Hariri sin la aprobación de Arabia Saudita, que no ha dado ninguna indicación en esta dirección.
Sigue siendo la fuerza suní más influyente del país.
Esto puede explicar el silencio de Hariri durante la visita, a pesar de todo el ruido que la acompañó. El aniversario estuvo desprovisto de declaraciones políticas públicas o posturas políticas.
Entonces la escena impuso muchas preguntas cuya respuesta sigue pendiente: ¿Todo lo que acompañó la visita de Hariri ocurrió en completo aislamiento de Arabia Saudita? ¿La afecta a ella y a su posición sobre Hariri? ¿porqué ahora? ¿Puede Hariri imponerse independientemente de Arabia Saudita y su voluntad? ¿Tiene este retorno algo que ver con cualquier posible acuerdo que se esté preparando a nivel nacional y regional?
La visita de Hariri, con todos los efectos visuales y sonoros que la acompañaron, pareció un breve respiro de la actualidad informativa del Frente Abierto, que es la única noticia en el país una vez finalizado el aniversario del asesinato de Hariri.
Fasil menciona que Hariri todavía está aquí, aunque estará ausente hasta nuevo aviso.