Después de todos los meses que pasé anticipando la llegada de mi bebé, ahora ni siquiera podía cargarla.
Estoy agradecido con Natalie, quien asumió el papel de cuidadora principal de nuestro hijo, mientras hacía malabares con las demandas de su propia recuperación posparto y atendía las necesidades de ambos sin una sola queja.
Aun así, no poder cuidar de mi familia ni económica ni emocionalmente hizo que mi salud mental cayera en picado a su nivel más bajo.
APRENDER A NO RENDIRSE Y RENDIRSE
Desde que tengo uso de razón, siempre había sido el hombre “estoico” de mi familia. Normalmente soy capaz de regular mis emociones relativamente bien. Cuando estoy estancado, siempre logro encontrar soluciones para solucionar mis problemas.
Esta vez, sin embargo, parecía que no podía encontrar las respuestas. Más que miedo, estaba desesperada.
Pasé muchos meses al borde de la depresión. Hubo momentos en los que me escabullía al baño después de que mi familia se quedaba dormida para llorar, preguntándome si me quedaba algo de resiliencia ante tal adversidad.
Durante este tiempo, aprendí a aceptar la vulnerabilidad. Encontré consuelo en una fuente inesperada: la ginecóloga de mi esposa, la Dra. Anne Hagarty.
Hablar con Natalie y Anne sobre mis problemas de salud mental fue inicialmente desalentador, ya que siempre había podido controlar mis emociones por mi cuenta. Sin embargo, pronto aprendí a aceptar el consuelo que me ofrecían su comprensión y apoyo.
Anne rápidamente se convirtió en una segunda madre para mí. Ella fue un faro de sabiduría y compasión que iluminó mi camino en la oscuridad.
Una vez, tomó mi mano y me dijo: “Edwin, sabías desde el principio que este viaje iba a ser arduo. La única manera de perder es si renuncias”.
Esta comprensión me impulsó a perseverar.
Con el tiempo, aprendí a contar con el apoyo inquebrantable de otros seres queridos e incluso de colegas, quienes se convirtieron en pilares adicionales de fortaleza.
La meditación y el ejercicio también se volvieron fundamentales para mi recuperación física y emocional. Mantener un estilo de vida activo y encontrar catarsis en el movimiento realmente me ayudó a recuperar fuerza y resiliencia con el tiempo.
AÚN NO HA TERMINADO
Todavía no estoy completamente libre del cáncer.
Sin embargo, mi recuperación después del tratamiento ha progresado bien. Me someto a resonancias magnéticas cerebrales cada cuatro meses y mantengo consultas periódicas con mi equipo médico.
Este viaje aún no ha terminado, pero ya me ha enseñado la importancia de apreciar cada momento, especialmente con mis seres queridos. Algo tan sencillo como celebrar el primer cumpleaños de mi hija ahora significa muchísimo para mí, porque no sé cuántos cumpleaños podré pasar con ella.
2024-04-28 00:00:00
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